La Toxina Botulínica tipo A, más conocida como BOTOX®, es un producto utilizado en cirugía estética para corregir las líneas de expresión en la cara que no son agradables de ver. La corrección se produce porque la toxina botulínica paraliza temporalmente los músculos responsables de estas líneas. Esto permite que la piel se recupere de años de fruncir el ceño.
Desde principios de 1990, la toxina botulínica se ha utilizado para tratar trastornos como el parpadeo exagerado, los espasmos faciales y las contracciones musculares que afectan a los pacientes parcialmente paralizados.
Estas aplicaciones han dado la experiencia suficiente para conocer bien el producto. Es perfectamente seguro, siempre y cuando se utiliza adecuadamente. Los efectos estéticos de la toxina botulínica fueron descubiertos hace una década. Desde entonces se ha utilizado también con éxito para este propósito.
Hay varias marcas de toxina botulínica disponible * como Botox, Dysport ® y Xeomin ®. Las mejores indicaciones para el tratamiento con toxina botulínica se encuentran en el tercio superior de la cara, para la corrección de las arrugas verticales entre las cejas, surcos horizontales en la frente y patas de gallo. Otros usos son menos comunes y deben de ser realizados por profesionales con experiencia. Generalmente suele ser preferible un tratamiento ligeramente más suave o débil que el previsto. El tratamiento excesivo puede dar lugar a una expresión disminuida en la cara.