Existe un consenso generalizado de que, aunque puedan parecer atractivos, los rellenos permanentes no han de ser recomendados a la ligera, ya que a veces ocasionan reacciones adversas que son muy difíciles, si no imposibles de tratar sin cirugía. En todos los casos, los riesgos comprenden irregularidades o grumos, exceso o falta de corrección, asimetría e infecciones. Pueden aparecer grumos permanentemente visibles o reacciones retardadas en el caso de algunos rellenos permanentes.